Nunca voy a ser parte del selecto grupo de las mujeres que tienen el cuerpo “perfecto”, el 90-60-90 y esto va mucho mas allá de la manera en la que es mi alimentación, o si hago o no ejercicio; esto simplemente radica en la forma de mi cuerpo, si, así de simple; por más que me mate haciendo ejercicio y dieta, la forma de mi cuerpo no llegará a tener estas medidas, la parte superior de mi cuerpo es más grande que la de mis caderas y no tengo la cintura muy marcada, y durante años creí que esto me hacia menos mujer o que no era una mujer tan atractiva como mis amigas; me vestía con ropa con la que no me sentía yo, para poder esconder estos “defectos” en mi cuerpo; pero mientras fui creciendo, me di cuenta que la “mujer perfecta” no existe.

Durante toda nuestra vida, van pasado eventos, en los que nacen nuestras inseguridades, ya sea porque alguien las haya provocado o porque nos comparamos con otras personas, todos estamos inconformes con algo de nosotros, “no me gusta mi pelo” “no me gusta mi nariz”, “estoy muy gordita”, mis piernas, mis nalgas, etc., siempre vamos a encontrar algo porque criticarnos y hacernos sentir menos.
Durante años nos la pasamos deseando tener el cuerpo de alguien más, pensando que no tenemos la suficiente altura, que si no tenemos un cuerpo esbelto, no estamos bien, que si no tenemos la sonrisa, o el pelo, o cualquier atributo físico que se nos pueda ocurrir, no somos suficientes, nos la pasamos escondiendo y queriendo cambiar nuestra apariencia física para satisfacer, lo que la publicidad nos hizo creer que es lo que la sociedad quiere, y aquí es cuando me pregunto, ¿Por qué queremos cambiar con respecto a lo que dicen los demás, en vez de cambiar porque queremos ser la mejor versión de nosotros?

No sé en qué momento de nuestra historia, empezamos a catalogar y criticar a la gente por su aspecto, si damos un rápido vistazo a la historia, podemos darnos cuenta que antes, una imagen saludable de la persona, automáticamente se relacionaba con belleza, y ahora entre mas delgada o delgado estés más bello eres, esto nos da como resultado una serie de problemas psicológicos para todos, hombres y mujeres obsesionándose con sus cuerpos, desarrollando enfermedades, como anorexia, bulimia, vigorexia, etc., donde al final del día terminan haciéndose más daño.

Porque no en vez de esconder, cualquier cosa que no nos guste de nuestro cuerpo, aprendemos a amarla y respetarla; ¿porque no buscamos nuestra felicidad con nuestros propios términos sin tener que complacer lo que alguien mas dice que está bien y que está mal? A pesar de que hoy en día los estándares sociales han cambiado y ya una imagen de una persona demasiado delgada la relacionamos con alguna enfermedad, seguimos en búsqueda del cuerpo perfecto. No digo que no debamos buscar una imagen saludable de nuestro cuerpo, pero sí creo que no debemos obsesionarnos buscando solo la belleza física, somos más que nuestras medidas, somos más que nuestro peso y somos más de lo que se ve de nosotros.
Comments