Mientras van pasando los meses, podemos darnos cuenta como la ropa que vemos en las vitrinas de las tiendas van cambiando, lo peor es que no cambia a un ritmo normal, como van pasando las temporadas del año, cambia a un ritmo acelerado, una semana podemos ver que la tendencia es un estilo tipo “rockero” con pantalones de piel, blusas y camisas rotas y la semana siguiente en el mismo maniquí podemos ver un vestido con volantes de colores pasteles, y de la misma manera que las tendencias cambian a nuestro alrededor, nuestro guardarropa termina cambiando con el mismo paso acelerado, comprando prendas nuevas y desechando las prendas que ya no usamos, no importa que lo hayamos comprado hace 2 meses, terminando siendo un circulo vicioso del que no podemos salir y solo existen dos perjudicados; nuestros bolsillos y el medio ambiente.

No es ninguna sorpresa que una de las industrias más contaminantes del mundo sea la de textiles y con esta la de la moda, no solo por la fabricación de telas y prendas a diestra y siniestra, sin pensar en los trabajadores y el medio ambiente, sino también por la huella de carbono que deja toda esta comunidad, viajando a todos los FW que puedan, para asistir a las pasarelas y presentaciones de sus marcas favoritas; como dije no es difícil de creer que el mundo de la moda sea responsable por una de las industrias más contaminantes del mundo. Y durante algunos años las diferentes empresas han empezado a crear cambios, para que esta situación cambie.
Claro que algunas empresas han hecho más cambios que otras, pero gracias a este fenómeno creó conciencia no solo a nosotros consumidores si no también a los “peces gordos” de las empresas que lideran esta industria, dando a conocer la contraparte del fast-fashion, el “slow fashion” o “moda ética”.
Prácticamente la moda ética es la contraparte del fast-fashion porque es completamente lo contrario a lo que estamos acostumbrados; desde los materiales de mejor calidad, la mano de obra trabajando en lugares dignos con salario digno, la utilización de telas con menor impacto ambiental, pero uno de los puntos más importantes es que no hacen la ropa para usarla 7 veces y ya, hacen la ropa para que nos dure años, donde no importe la temporada, la tendencia o el año, siempre nos vamos a seguir viendo bien.

Y mientras nos vamos adentrando mas y mas a la moda ética, nos podemos dar cuenta que la mayoría de estas marcas se inclinan por cortes atemporales, asemejándose por la ropa minimalista y es aquí donde me pregunto si para comprar ropa ética tenemos que renunciar a nuestro estilo, tenemos que olvidarnos de las blusas con mangas de princesa y cambiarlas por blusas normales, tenemos que quitarle la diversión a la moda?
Creo que el problema rádica en el término “ropa atemporal”, porque lo relacionamos automáticamente con ropa básica, sin detalles, sin estampados o cualquier cosa que pueda dañar la integridad simple de la prenda y que cuando “pase de moda” no lo podamos usar; ahora debido al estilo de cada persona es la imagen que tienen de prenda atemporal, lo que para una mujer súper femenina es atemporal no es lo mismo que para una mujer con un estilo más grunge; y creo que entendiendo este punto es que podemos regresarle lo “divertido de la moda” a la moda ética.
No creo que el comprar ropa ética tenga que ir necesariamente de la mano con colores neutros, figuras neutras, prendas simples que a pesar de tener su encanto, no son para todo el mundo, no representan a todos. Por ejemplo existe una marca mexicana llamada (Dâ) Wearhouse que a pesar de ser marca de “slow fashion” es divertida y experimenta con colores, siluetas y detalles, dejando que el consumidor pueda experimentar con su estilo y encontrar su personalidad, sin dejar a un lado todo la problemática social y ecológica que conlleva estar en esta industria.
Al final creo que la moda ética no debe ir de la mano con la moda sin personalidad, la manera en cómo nos vestimos es una manera de explorarnos, de conocernos y sobre todo de expresarnos y por lo mismo debemos tener todas las opciones que queramos para poder hacerlo, pero esto no significa que tengamos que hacerlo a costa de nuestro planeta y sobre las personas que trabajan en la industria.
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