Todos estamos familiarizados con las blusas feministas que desde hace unos años han estado en el mercado, con frases impresas como “We should all be feminist” “No es no” “girl power” “ The future is female”, donde el propósito de esta tendencia es empoderar a la mujer y dar un mensaje con respecto a la desigualdad, que hasta la fecha existe entre hombres y mujeres, en teoría todo está perfecto, pero la realidad es otra.
La primera blusa feminista salió en la colección de Dior por la diseñadora Maria Graza Chirri, la cual cargaba con un fin lucrativo y simbólico, ya que estaba diseñada por la primera mujer que estaba a cargo de esta empresa y el dinero recaudado se iría a la fundación “Clara Lionel” una organización sin fines de lucro de Rihanna, donde lucha por la desigualdad en poblaciones poco favorecidas. El problema empieza cuando empresas dedicadas al fast fashion, toman esta idea y empiezan a utilizarla como tendencia, así desacreditando y frivolizando el movimiento.

Como había comentado en el post del fast fashion, el 80% de las personas que trabajan en la industria de la moda, son mujeres y el hecho que empresas como el grupo INDITEX, empiece a comercializar estas blusas que en un principio se utilizaron para crear conciencia, hoy en día se volvió una campaña de marketing para conseguir más ventas, volviéndonos “feministas por moda”.
Me parece bastante irónico ver en tiendas del grupo INDITEX, este tipo de prendas, que tratan de transmitir un mensaje de empoderamiento femenino, pero las personas que las hacen son mujeres que están siendo víctimas de la esclavitud moderna, trabajando hasta 150 horas extras al mes sin paga, mujeres que tienen que ir a trabajar hasta 16 horas diarias aunque estén enfermas para alcanzar objetivos imposibles y si por alguna situación no los logran, son insultadas y maltratadas verbalmente.
En el documental “The true cost” el cual desmarcara a toda la industria del fast fashion, nos habla una de las empleadas de estas fábricas y comenta que cuando ellas tratan de hacer un comité, en el que exigen mejores condiciones de trabajo, son maltratadas física y verbalmente, porque tristemente solo son peones de esta industria y a las cabezas no les importa nada, con tal de conseguir su único objetivo, el cual es conseguir más utilidades en sus ventas.

Pero no crean que solo en empresas que se dedican al fast fashion hacen esto, a principios de este año las Spice Girls, sacaron una colección de blusas que promueven la igualdad, y fue descubierto que la empresa con la que lo mandaron a hacer, tenía su fábrica en Bangladés y sus trabajadores hacían jornadas hasta de 16 horas diarias por menos de 6 euros diarios, a pesar de que el representante de las Spice Girls dijo que no estaban al tanto de la situación y la empresa de fabricación dijo que no estos datos no eran verdad, el hecho de que mujeres y niñas trabajen por este sueldo, que no llega ni al mínimo y en estas condiciones, es inaceptable y es una realidad que mujeres y niñas viven día con día.
Al final del día existen muchos puntos de vista, algunos están de acuerdo y otros dicen que el simple de hecho de utilizar un movimiento político y social y plasmarlo en algo tan “frívolo” como es la industria de la moda, desacredita el movimiento, pero creo que debemos dejar atrás el estigma que tenemos sobre la industria y darnos cuenta que si puede ser utilizado como herramienta social, solo hay que usarlo de manera de inteligente, comprando estas blusas con marcas que sepamos que tienen una política de trabajo digno o de marcas locales o con marcas que sepamos que realmente están usando la moda como manera de concientización de problemáticas sociales y dejar de comprarlas con marcas donde solo utilizan el mensaje como estrategia de marketing.
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