Cuando escuchamos la palabra desnudo, lo relacionamos casi en automático con algo físico, quitarnos la ropa y dejar nuestro cuerpo al descubierto, sin nada que lo cubra y sin nada que lo proteja.
Para nosotras como mujeres, el poder quitarnos la ropa va mucho más allá de esto... es el poder usar lo que nosotras queremos como queramos sin el peligro de ser abusadas física o verbalmente, ser violadas o asesinadas; o el poder alzar la voz cuando algo nos molesta o nos hace sentir incómodas, sin que automáticamente nos digan “estás en tus días”; o el poder salir solas a la calle sin correr el riesgo de que nos pase algo, y si nos pasa, no nos vean como culpables cuando en realidad solo somos las víctimas. Para mí el estar “desnuda” es una analogía, es estar sin máscaras, sin filtros, sin miedos, sin fingir y sin preocuparse por no ser tomada en serio; simplemente ser libre.

Como mujeres, hemos luchado y luchado de todas las maneras posibles, hemos hecho protestas pacíficas, conferencias, bailes y hasta protestas más extremistas, pero al final siempre terminamos siendo las “malas”.
Hay un episodio de una serie en donde uno de los personajes dice: “Las mujeres ya pueden votar, qué más quieren”, y la respuesta es muy simple; quiero no ser juzgada por lo que tengo puesto, quiero no ser llamada “puta” o “zorra” si tengo puesta una minifalda o un short, quiero que los hombres no se sientan con el poder de invadir mi espacio personal si no se lo he permitido, quiero que no me maten, quiero que no me violen, quiero ser vista como un igual por el otro sexo, quiero no ser tomada como un objeto; quiero ser libre.

Esta semana, se inundaron las redes sociales de imágenes y videos de diferentes marchas feministas sobre la lucha contra la violencia hacia la mujer, y me sorprendió encontrar comentarios como, “etiquetan a todos los hombres como violadores”, ”si siguen así no creo que logren mucho ellas solas”, “lo que hicieron fue una estupidez”, “lo que a ustedes les pasa le pasa a todos”, “JAJAJAJA que tontería”; y claro que me daba mucho coraje leer este tipo de comentarios, no por el hecho de que piensen diferente a mí, sino porque muchas de estas afirmaciones salen de querer minimizar y desacreditar la problemática de la violencia contra la mujer, cuando el 66.1% de las mujeres y niñas de 15 años o más han sido víctimas de algún tipo de violencia, o el 43.9% de las mujeres han enfrentado agresiones de parte de sus parejas, esposos o familiares, o que entre 9 y 10 mujeres son víctimas de un feminicidio diariamente, y todo bajo el hecho de “ser mujer”.
Entiendo que vivimos en un país tercermundista, donde la violencia contra la mujer no es el único problema, está claro que existen muchos más, pero que otra persona esté luchando su propia lucha, no le da derecho a minimizar la mía. No me digas que no existe y que estamos inventando datos, no me digas que creemos que todo gira alrededor de nosotras, ¡NO!, esto va mucho más allá, el número de mujeres que mueren día por día solo por ”ser mujer” es alarmante; y que todo esto pase solo por el hecho de que un hombre se siente con el derecho de abusar de ellas, de poder golpearlas hasta matarlas, o de poder silenciarlas de una u otra manera, solo porque en la cabeza del agresor, se siente invencible o más fuerte o solo porque cree que él vale más que una mujer, me enoja, me duele, me indigna.

Quiero que sepan que esas mujeres feministas que rayaron monumentos, a mí, sí me representan, esas mujeres que salen a la calle gritando y exigiendo sus derechos, a mí, sí me representan, y las admiro por su valentía y por el coraje de levantar la voz.
¡Sigamos luchando porque nuestro cuerpo no sea visto como un objeto! ¡Luchemos para que nuestra voz sea escuchada, para poder ser libres con nuestra vestimenta, opiniones, decisiones y humores! ¡Luchemos por ser una feminista al desnudo!
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